Curatoría por Carolina Martínez y Àngels Miralda
-Paolo Virno, The Anthropological Meaning of Infinite Regression
The Wave es un evento como los que hemos vivido recientemente, los que parecen regresar con mayor frecuencia y fuerza. Las olas recorren los océanos que se inclinan, cuyas mareas se balancean de un lado a otro con cada ondulación lunar. Esta exhibición se estructuró de la misma manera: pasando la batuta entre curadoras del Sur al Norte y viceversa.
Comenzando con el icónico grabado en madera de Hokusai, dos obras se ramifican para arrastrar la narrativa en diferentes direcciones que, a su vez, producen dos más. Esta expansión posiblemente infinita de obras de arte crea una red no lineal que se multiplica en un universo fractal a partir de la pulsación energética original de La gran ola de Kanagawa (1831). Desde aquí, treinta y dos artistas contemporáneos llevan la narrativa a través de las aguas y los océanos del mundo para comentar sobre temáticas interconectadas que incluyen la migración, la geopolítica, los movimientos sociales, el feminismo y la crisis climática. Estos asuntos vuelven a nosotros una y otra vez en discursos transformados, generación tras generación, y así sucesivamente, al infinito.
La gran ola de Kanagawa es la icónica obra del artista japonés del siglo XIX Hokusai, conocido por su práctica de grabado. La gigante ola se arquea engullendo barcos y elevándose sobre las vistas cubiertas de hielo del monte Fuji. El rocío del mar llena el cielo blanco cubierto de nubes, mientras que los marineros se preparan para un choque inevitable. El trabajo es un testimonio de supervivencia, así como también de la profunda interconexión de la sociedad con el mar. Este peligroso y hermoso planeta líquido es fuente de sustento, de viajes y de riquezas dadas por transacciones y comercio. El mar es un espacio que demuestra la ingobernabilidad de la naturaleza, y su capacidad de dar y recibir. La obra representa la energía de las grandes olas que atraviesan el mar, y que además ha influenciado a la historia del arte desde sus inicios. La gran ola de Kanagawa fue realizada con nuevos pigmentos que habían llegado recientemente a Japón desde Europa, como lo fue el azul de Prusia. Los nuevos estilos de Hokusai en el género de impresión Ukiyo-e representaban paisajes de todo Japón y fueron inspirados por las representaciones realistas que el artista había visto en el arte occidental. El trabajo de Hokusai sirvió como portada de la composición ambient La Mer (1905) de Claude Debussy, marcando este momento del Japonismo en Francia. Sus obras resonaron en Europa y llegaron a las costas de Francia ya en la década de 1860, donde artistas impresionistas como Monet, Manet, Renoir y Van Gogh hicieron referencia a Hokusai mientras desarrollaban el movimiento impresionista que creó el comienzo del arte moderno.
Hokusai / La gran ola de Kanagawa, 1831
La naturaleza nos manifiesta que está viva a través de sus intempestivos e iracundos ánimos, donde muchas veces al enfrentar catástrofes y fenómenos impredecibles recordamos que la existencia del ser humano, la de otros seres vivos, y la de seres inertes o inanimados, está determinada por su acción. Pero sucede que cuando desde nuestra subjetividad evidenciamos estos desafortunados episodios o circunstancias, lo hacemos sosteniendo una vez más la oposición humana al todo, relación a la que asistimos en la enorme ola de Kanagawa que amenaza a tres barcazas con pescadores y pasajeros. Esta terrorífica escena es tomada por Ohan Breiding, quienes exploran al paisaje como testigo de relaciones sociales, históricas y políticas a través de la reinterpretación de acontecimientos del pasado. Así es que Blood Memories, parte del proyecto Souvenir, trae de regreso al agitado mar para relatar la historia de sobrevivencia de su madrastra al gran tsunami del 26 de diciembre del 2004, quien después de estar inconsciente despertó flotando en medio del mar cruzando su mirada con la de un gato sobre una caja de madera. Una serie de 5 dibujos que se aproxima a Hokusai desde la reproducción hacia un comentario más abstracto, es acompañada por el propio relato de la familiar, el que adhiere el interés de Breiding por nuestra relación con otras especies y nuestras actuales condiciones ecológicas. Desde ahí podemos preocuparnos por un futuro que requiere la cooperación y de un nuevo entendimiento de las conexiones para lidiar tanto con desastres naturales como con los generados por la cultura humana, los que siempre emergerán como intersticios traumáticos.
Ohan Breiding / Blood Memories, 2019 (Extracto) Instalación sonora con 5 dibujos, Acuarela sobre papel de acuarela. 18 minutos. Cortesía de les artistas y OCHI. @ohanbreiding @ochiprojectsla
Si las olas pueden determinar el destino de una sola barca, muchas olas han afectado las vidas e identidades de las poblaciones transatlánticas. Dedicado a la generación Windrush, Mnemosyne de Akomfrah invoca a pasajes mitológicos que describen los épicos viajes por mar de Telémaco, superpuestos a peculiares filmaciones de trabajadores Afro-británicos que se encuentran en los extensos archivos de la BBC en Inglaterra. Las imágenes seleccionadas por Akomfrah se centran en las realidades que el archivo ignora, y la invisibilidad crónica de aquellos inmigrantes que reconstruyeron el país en la época de la posguerra. Mnemosyne es la antigua diosa de la memoria, también invocada por Aby Warburg en su conocido bilderatlas (1925-29), en el que proponía que, mezclando imágenes, podrían formarse nuevas narrativas. De manera similar, la estudiada combinación de archivos de Akomfrah desafía la borradura sistemática de la experiencia Afro-británica al contrastar imágenes con mares helados. Esta pieza pide una objeción del ocultamiento estructural sistemático de la Gran Bretaña Afro detrás del velo de la vasta aporía oceánica.
John Akomfrah / Mnemosyne, 2010 (Stills) Vídeo en color HD de un solo canal, sonido 5.1, 45 minutos 6 segundos © Smoking Dogs Films; Cortesía de Smoking Dogs Films y Lisson Gallery
El cuestionamiento de la relación del ser humano con el mundo y la manera en la que lidiamos con nuestros recuerdos e historia que trae Ohan Breiding a través de su reinterpretación de las fuerzas del agua atraviesa nuevamente las olas en Lauso la mare e tente’n terro de Enrique Ramírez, obra de video que toma su título del proverbio provenzal “Elogia al mar y quédate en la tierra”, revisitado por el historiador francés Fernand Braudel en su célebre La Méditerranée et le Monde Méditerranéen à l’époque de Philippe II (1949), donde además de abordar la historia del Mar Mediterráneo desde una perspectiva historiográfica distinta, plantea por primera vez el problema del cambio climático. Este punto de partida es enlazado en el film con el aumento del nivel del mar, fenómeno desglosado a través de procesos históricos como la Revolución Industrial o el horror de la matanza de indígenas por los conquistadores europeos, y que aparecen como coartadas en la narrativa que Ramírez construye desde las voces y figuras en el mar de un hombre en el sur y una mujer en el norte para hablar de los traumas y pasados que intentan ser ocultados, la destrucción de la vida que estamos llevando a cabo incluso más rápido que el período que esta necesitó para emerger, de oscuros futuros, y finalmente de cómo el mundo parece no ser capaz de resolver (nuestros) problemas. Miedo, dolor, furia, frío y olvido que quizás los océanos puedan purificar en algún tiempo incierto para dar paso al entendimiento de nuestra responsabilidad con el todo y su eternidad.
Enrique Ramírez / Lauso la mare e tente’n terro, 2020 (Extracto)
Si una ola puede atravesar distancias oceánicas que separan familias, tradiciones y culturas en Blood Memories de Ohan Breiding – una ola también puede ser el punto de partida de un viaje. El paso del Pacífico al Mediterráneo nos lleva a un territorio acuático de dolor y migración masiva. En A Gentle Breeze Passed Over Us la artista Pınar Öğrenci registra las palabras de su amigo Ahmed Obaid Shaqaqi, un músico que toca el laúd iraquí, quien explica cómo se vio obligado a dejar su instrumento cuando cruzó el mar Mediterráneo. La cámara rodea al instrumento en aguas tranquilas mientras sube y baja en suaves olas. Representa a un pasado y una patria de los que ha sido despojado y la añoranza que siempre permanece. El film confirma la existencia de migraciones y movimientos a lo largo del Mediterráneo, y que han surgido desde las diversas orillas de este mar a lo largo de su historia, confirmando que la pertenencia a estas aguas no es solo para los que nacieron aquí, sino para todos los que han pasado por sus aguas y costas.
Pınar Öğrenci / A Gentle Breeze Passed Over Us, 2017 (Extracto)
El rescate de archivos históricos en la pieza de John Akomfrah que da cuenta de injusticias y condiciones de opresión vuelve a operar en la desgarradora pieza Uncontainable Truth de María Dalberg, donde las voces de quienes han sido silenciadas y silenciados son interpretadas a través de nuevos ejercicios audiovisuales y performáticos. El film trae la investigación de Dalberg acerca del código ‘dulsmál’, cuya denominación corresponde a una antigua palabra islandesa que designa un tipo de caso criminal donde las mujeres escondían sus embarazos y el nacimiento de niñas y niños nacidos muertos o que morían inmediatamente; práctica y legislación que rigió en Islandia entre los siglos XVI y XIX, y que sentenció a muerte a cientos de mujeres. En primera instancia eran obligadas a informar a las autoridades de sus embarazos en estas circunstancias, quienes las sometían a duros castigos y penas por lo que no es extraño que encubrieran sus estados de gravidez. Las mujeres casadas que tenían relaciones sexuales fuera del matrimonio también sufrieron castigos. A partir de distintos documentos de esos años que recogen estos casos, la artista revela la situación de mujeres que ejercían forzadamente duros labores, entre los cuales estaba el fregado de ropa de las clases altas. Vivían en precarias condiciones en las inhóspitas y heladas tierras de la isla, propiciando contextos de violencia sexual hasta incluso de sus familiares más cercanos. Tomando los relatos de 5 mujeres que fueron a la corte para luego ser condenadas, Dalberg conjuga contrastadas tomas de mujeres envueltas en ropajes rojos que interpretan agotadores recorridos en fríos paisajes nevados y el trabajo de lavado en aguas islandesas, con la declamación por la propia artista de un poema de su autoría con extractos de declaraciones de las acusadas: maniobra lingüística que pareciera que a través de la eterna separatidad entre lo pensado y lo hablado esta vez encarna la búsqueda por restituir esas voces escondidas y vidas no entendidas que fueron apagadas por sistemas de (in)justicia y la propia escritura de la historia. A través de esta actuación poética se materializan y alzan estas historias de sufrimiento que dolorosamente, hoy siguen padeciendo miles de mujeres bajo nuevas imposiciones y restricciones, implícitas, camufladas o declaradas, pero ciertamente que amparadas bajo un sistema cultural y social que ignora y olvida a su conveniencia.
María Dalberg / Uncontainable Truth, 2021 (Tráiler)
Si el mar puede servir como salida para migraciones masivas, es precisamente por eso que -en algunos casos- es intensamente monitoreado y controlado. Pasando desde las referencias del Atlántico negro de Mnemosyne de John Akomfrah al Mar Báltico, Sea of Living Memories de Ieva Epnere es una videoinstalación configurada por historias recopiladas de residentes de ciudades del Mar Báltico cercanas a su ciudad natal de Liepaja, una importante base naval y puerto marítimo del Báltico en Letonia. Estas costas han sido durante mucho tiempo límites liminales entre órdenes geopolíticos, las que continúan siendo aguas en disputa. En el contexto actual de una violencia renovada en el ámbito postsoviético, el papel de estos recuerdos de paisajes marinos es el de ser un escalofriante recordatorio del largo camino recorrido. A través de la instalación multicanal, la narrativa se centra en las historias individuales que a menudo se olvidan entre meganarrativas y la construcción de naciones. En el clip que acá se presenta, Irina, residente del pueblo costero de Pavilosta, relata sus recuerdos del mar desde la infancia. Proveniente de una familia mixta tanto letona como rusa, su relación con el mar ha cambiado según las leyes de la Unión Soviética. Por ejemplo, en un momento era ilegal tomar fotografías del mar, ya que podía servir como un medio o una fantasía de escape, por lo que las cámaras eran confiscadas; en otro, los jóvenes usan la arena para hacer bromas a los soldados soviéticos; y en otro punto, la visita de un pariente expone fuertemente el contraste entre la cultura letona basada en el mar y la experiencia rusa sin salida al mar, como cuando su abuela es testigo de las olas por primera vez.
Ieva Epnere / Sea of Living Memories, 2016 (Extracto)
Algunas de las problemáticas que se desprenden del sistema cultural propio de nuestra especie expuestas en Lauso la mare e tente’n terro a través del mar como un poderoso personaje que contiene contradicciones y dolores, viajan desde geografías y maritorios con puntos conflictivos para ser capturadas en somewhere in between the jurisdiction of time de David Horvitz. Normas arbitrarias para ordenar nuestra compleja estructura someten a lugares y sociedades a abstracciones que distorsionan las dimensiones espaciales y temporales, así como también las percepciones de identidad. Una de esas jurisdicciones es la división imaginaria del globo terrestre en meridianos, líneas longitudinales que van desde el polo norte al sur, y las que al atravesar el mar y la tierra determinan los usos horarios. Horvitz cuestiona estas administraciones del tiempo trasvasando a 32 recipientes de vidrio las aguas del Océano Pacífico, recolectadas en un viaje en bote a uno de estos límites imaginarios, donde la hora serpenteante en Alaska y las Islas Gambier de la Polinesia Francesa -en el borde de la línea internacional de cambio de fecha y la última zona horaria en el mundo- difiere de la mitad occidental de América del Norte y en ciertas partes del conjunto de las Islas del Pacífico. Esta ficción traspasada al océano se dispuso en una sala de exhibiciones dividida por los mismos recipientes en norte y sur, junto a una carta enviada al gobierno de Estados Unidos solicitando que para el período de exhibición en Los Ángeles sea considerado el uso horario de Alaska y no la Hora Estándar del Pacífico (PST). Este gesto irónico hacia las políticas que administran el globo, muestra cómo el tiempo simplemente es una corriente, una sola ola que orgánicamente baña la tierra cada día.
David Horvitz / somewhere in between the jurisdiction of time, 2014. Cortesía del artista y ChertLüdde, Berlín.
El mar es una rica fuente de literatura y poesía como se ha visto en la obra Lauso la Mare e Tente’n Terra de Enrique Ramírez, desde los textos antiguos hasta nuestros días, sus ritmos han llegado a una abundancia de páginas impresas. En el film de Farrés Duran, el artista recrea un viaje descrito por el novelista clásico catalán Josep Pla en el cuento “Un viatge frustrat” (Un viaje frustrado), un viaje que solo fue completado al ser escrito. El autor pasó muchas horas en el mar y quizás pudo haber completado partes, pero nunca en la misma temporalidad que el viaje que describió. El video contrasta una narrativa llena de emoción, tragedia y aventura, con la realidad de la costa turística norte catalana, a menudo banal. Realizado junto al coleccionista Josep Inglada, Farrés Duran se satisface con dejarse arrastrar por un barco grande, compartiendo así su proceso artístico con su mecenas. La película es un ejercicio humorístico lleno de metáforas que hablan del papel del artista en la sociedad contemporánea. Rodado en la tranquila costa mediterránea, el artista llena sus días con perezosas y burocráticas tareas de producción artística.
Enric Farrés Duran / El Viatge Frustrat, 2015 (Tráiler)
En A Gentle Breeze Passed Over Us de Pınar Öğrenci, el balanceo sobre el mar de un oud -un instrumento musical árabe similar al laúd- que expone la historia de un músico iraquí que al momento de emigrar de su natal Turquía hacia Austria fue forzado a dejar su dispositivo de madera, salta al desplazamiento de también un oud en Naufrage de Mounir Gouri. Si bien en la video performance del artista algeriano el instrumento difiere en que esta vez sí se encuentra a bordo de un pequeño barco, y lo hace para relatar historias de migración, de incertezas de futuros no muy prometedores, y de extenuantes contextos políticos y sociales. Ali, el músico que la cámara nos muestra en una bahía en una ciudad incierta, interpreta conmovedores tonos que entregan una melodía a la que se suma Hichem, un joven bailarín en cuyo cuello se ve a carboncillo la luna creciente y estrella, las que muchos identifican con el Islam, pero que ha sido tomado por distintas banderas y países, como la propia bandera de Argelia. Al incorporarse al bote se desprende de su vestimenta superior para revelar otras ilustraciones poco legibles, a excepción de la palabra “hope” (esperanza). Los movimientos de Hichem son estrictos pero sinuosos a la vez, donde pareciera buscar una conciliación con la hipnotizante música de Ali, pero también la confrontación. Asistimos a este encuentro en el mar del que no podemos inferir toda la información subyacente, ni menos que es lo que los convoca, pero sí la poética otorgada al mar y a esas costas a través de las diferentes capas de expresión humana, parecieran susurrarnos agudamente que este vaivén sobre el océano contiene una y otra vez las contradicciones de la fe y la desesperanza. Muchas veces las circunstancias obligan a las personas a crearse sus propias ilusiones ante la inevitabilidad de destinos marcados.
Mounir Gouri / Naufrage, 2016 (Stills)
En A Gentle Breeze Passed Over Us de Pınar Öğrenci, la dura división y las rutas migratorias desde el no-Oeste hacia el Oeste son representadas flotando en las fronteras acuosas Sin embargo, las olas que a veces alcanzan las fronteras de Europa, se manifiestan más a menudo a través de la circulación de material y capital que parte de las naciones ricas para extraer ganancias de los trabajadores invisibilizados. Boussa from the Netherlands de Bertille Bak es un retrato de las personas detrás del labor que sustenta los lujosos estilos de vida europeos de otros continentes. Siguiendo la ruta de los camarones holandeses, el paisaje de Bak son las humildes casas y pueblos de mujeres trabajadoras marroquíes. En contraste con el ambiente cálido y seco, las mujeres se visten con pieles para trabajar durante horas en ambientes refrigerados donde quitan las cáscaras de diminutos camarones con una grabación de audio que repite de la voz de una mujer holandesa que mantiene el ritmo con un rápido y metódico “_een, twee, drie_” (uno, dos, tres). La carne de los camarones es llevada de vuelta a los Países Bajos para elegantes comidas y canapés, mientras que los restos de las cáscaras son utilizados en productos cosméticos. De esta manera, los únicos rastros materiales que quedan en Marruecos son los ojos de camarón que son transformados en mostacillas para bisutería. La materialización de Bak de este trabajo invisible se recoge en botellas típicas que son llenadas con arena de colores y adquiridas en concurridos mercados turísticos. Los ojos lacados se preparan a través de procesos tediosos y laboriosos. Las botellas son un absurdo ejercicio de abundancia y sobreproducción donde los camarones cocinados y coloreados devuelven la mirada a sus observadores europeos.
El determinado intento de reparar el honor y dignidad de cientos de mujeres cuyas vidas y voces fueron silenciadas, otorgado por el relato audiovisual de Dalberg que entrelaza al agua y los textiles como testigos de un oscuro tramo histórico, da paso a una alegoría que coloca a las aguas como un archivo vivo y expresión informados por los distintos tipos de relaciones con los cuerpos humanos y más que humanos y las distintas historias alrededor. En Intersecting Mediterranean(s), Elizabeth Gallón Droste y Daniela Medina Poch se sirven de largas telas de género sumergidas en aguas que la perspectiva eurocéntrica ha elevado como centro de una cultura que necesita restaurar su heterogeneidad. El desplazamiento de la singularidad por la pluralidad evoca la multiplicidad de identidades e imaginarios, al igual que las diferentes aguas dulces y saladas que alimentan al Meditérraneo. Esta obra conformada por 2 partes, correspondiendo la primera a Intersecting Mediterranean(s) from its Regional Rivers I, consiste de una instalación con 36 metros de tela y una serie de audio multicanal, y la segunda a Intersecting Mediterranean(s) from its Regional Rivers II, una instalación de video-performance que empapa con eventos y relatos corales que buscan revelar los complejos e intrincados encuentros que reflejan la particularidad de los más diferentes contextos trasladados y memorizados por el agua.
Elizabeth Gallón Droste y Daniela Medina Poch / Intersecting Mediterranean(s), 2021. Fotografía de Elizabeth Gallón Droste y Daniela Medina Poch. Exposición: Emerging Strategies from the Deep. SAVVY Contemporary Laboratory of Form and Ideas. The Marebox Project. Berlín, Salónica y Cosenza, 2021
Si Uncontainable Truth de María Dalberg es una oda a las mujeres que han sufrido injusticias históricas -rodeadas por la dureza de las olas rompiendo metafóricamente contra la rugosa roca volcánica-, I Will Give You the Sea de Rosana Antolí indaga en las teorías actuales del hidrofeminismo y la naturaleza líquida del mar incontenible. El cuerpo es una cápsula que ha evolucionado para contener el mar dentro de sus arterias. Toda la vida en la tierra tiene su origen en la mezcla de los océanos primordiales que fluctúan en mareas rítmicas circadianas regidas por la atracción entre la luna y la Tierra, tal como los ciclos de una mujer con una duración aproximada del ciclo lunar en una marea líquida. En el film, los límites del cuerpo como contenedor se rompen a través de la ingestión y goteo de agua a través de los orificios bucales en una coreografía de relación entre el sujeto y sus entrañas líquidas. En formas escultóricas como A Tube Under the Sea, Antolí captura el movimiento visual de una ola en espiral a través de la reproducción de una “muestra central” acuosa. Este tubo con terminaciones de anillos de cobre, contiene las texturas, los materiales y los matices del mar cerúleo que desafía formalmente la capacidad de contener los océanos. Estos trabajos cuestionan los duros límites del individuo y conducen a una tesis sobre orígenes comunes e interconexiones que vinculan el cuerpo al planeta, a un futuro común y a las orillas de la inmortalidad.
Rosana Antolí / I Will Give You the Sea, 2020 (Extracto). Vídeo HD, Sonido Digital Color, 9’40’’. Música de Tomaga. Foto cortesía del artista y Galería Lehmann+Silva, Oporto.
Los vestigios de la Guerra Fría y el sistema socialista que gobernó en Letonia y que son encarnadas en Sea of Living Memories de Ieva Epnere a través de historias de personas que se movieron hacia Liepaja -un lugar estratégico en tiempos soviéticos por ser una importante base naval- se trasladan desde las voces y experiencias en el Mar Báltico hasta la memoria de las moléculas radioactivas en el Atolón de Bikini en las Islas Marshall. Julian Charrière se sumergió en en estas aguas junto a el curador Nadim Samman para -paradójicamente- dar vida a Iroojrilik, un film contemplativo e intrigante que se dispone como un ensayo visual, pero también como una revisión de carácter histórico, geológico y arqueológico, indagando en un tiempo relativamente presente en las playas y aguas del Atolón, las que de acuerdo a un régimen habitual del paisaje, las veríamos con rasgos paradisíacos. Pero estas panorámicas capturadas a través del buceo y las imágenes, van revelando los restos -como huellas- de las pruebas nucleares realizadas por Estados Unidos entre 1946 y 1958, tanto en los arrecifes y bajo el mar como en el aire, las que se dieron en el contexto de la Guerra Fría, llamándose la primera de ellas “Operación Crossroads”, la que provocó un monumental desastre nuclear, para seguir con otras tan destructivas como la “Operación Castle”. Planos de una naturaleza impactante son alternados con búnkers abandonados y barcos hundidos colonizados por la flora acuática que al igual que la arquitectura descartada, la vegetación, el mar y la playa que en sus capas más profundas aún tienen Caesium-137, todavía nos recuerdan que las amenazas del pasado siguen retando potencialmente al presente y el futuro, y donde una examinación antropológica que da cuenta de comunidades indígenas desplazadas sin regreso, habla de una reiteración de problemáticas como la migración forzada por el poder y la violencia.
Julian Charrière / Iroojrilik, 2016 (Extracto)
Para Irina, una de las protagonistas de Sea of Living Memories de Ieva Epnere, la orilla del Báltico es una frontera llena de recuerdos de la infancia moldeados por la presencia de uniformados que patrullaban la frontera entre la Unión Soviética y Occidente. Como un espectáculo televisado, la Guerra Fría terminó siendo el centro de la escena, y no tan solo en nuestro planeta. Tecnología en imagen de última generación inyectada a través del auge de las pantallas de televisión en el Oeste que trajo la luna más cerca de casa que la orilla opuesta del mar Báltico. La posibilidad de que la humanidad viva en el espacio exterior ha sido durante mucho tiempo una fantasía de la ciencia ficción, el imaginario soviético y las ambiciones actuales de los más ricos del mundo. La serie ma.r.s. de Thomas Ruff utiliza fotografías de la superficie del planeta rojo desplegadas por la NASA y que son de acceso público. En impresiones de alta calidad, los poéticos paisajes marcianos de Ruff contienen restos geológicos de agua a borbotones y antiguos arroyos. Materia ausente sobre la superficie ahora seca del planeta. La escala incierta de la fotografía se lee como la arena dentada de una piscina de la marea que retrocede, perforada con cráteres de asteroides de alto impacto. Cada imagen de esta serie tiene altos niveles de variación de paleta y técnicas mejoradas, lo que indica el interés de Ruff por la imagen digital. Si el mar puede ser un receptáculo para los recuerdos, en Marte es la superficie sólida y seca del planeta donde ahora habitan los recuerdos del paso de las olas. Como un archivo abierto, las rocas abrazan historias que pueden recopilarse a través de análisis de científicos y hacerse interpretables a través de la fotografía para el ojo humano, revelando los misterios descubiertos a través de la astrogeología.
Si las narrativas culturales transportadas a través de las aguas dislocadas de Horvitz comentan sobre un tiempo ficcionado, en The Column lo hacen sobre las quiméricas adaptaciones del sistema occidental, el que es al mismo tiempo causa y efecto de la globalización que difumina identidades, fuerza a la migración e impone duras condiciones de trabajo al buscar el máximo rendimiento y optimización de la producción. En este trabajo audiovisual, Paci registra el desconcertante acondicionamiento mimético de un bloque de mármol extraído de una cantera china en un tipo de columna característico de la arquitectura clásica. La enorme porción de piedra que es trasladada en un buque de carga es esculpida por trabajadores asiáticos a la vez que surca el océano, transformando su condición natural geométrica en el punto de extracción en aguas en donde las filiaciones culturales se mezclan y dispersan. La columna desprende un relato de fricciones levantadas desde las invenciones culturales que intentan dominar unas sobre otras, y donde los sistemas de producción amplifican las directrices de constructos de poder levantados desde las fantasías humanas.
El agua de mar es un material en flujo que se mueve en grandes cinturones de corriente por todo el mundo. Pero en obras como somewhere in between the jurisdiction of time de David Horvitz, un conjunto de recipientes de vidrio con agua de mar representa localidades específicas del Océano Pacífico. Un océano es al mismo tiempo una sola masa y una multiplicidad infinita, ya que afecta la tierra y las condiciones locales con diferentes salinidades y composiciones minerales. Desde el Atlántico Norte, al otro lado del mundo, Marie Farrington reflexiona sobre las capacidades químicas y arquitectónicas de estas aguas de la costa del canal de Irlanda. Comisionado por la Fingal County Council Arts Office, los trabajos en See, Level están compuestos por moldes y secciones de casas móviles comunes de la zona. La costa es constantemente azotada por el viento y el rocío del mar. Para reflejar estas condiciones, Farrington agrega agua de mar a los moldes de yeso. La sal cristalizada reacciona químicamente al proceso escultórico, migrando a la parte superior del material sedimentado y creando manchas eflorescentes. En arquitectura, este proceso puede indicar debilidad en el material de construcción, pero también apunta a la resiliencia de los hábitos de construcción en paisajes donde conviven la tierra, olas de agua salada y espuma marina. Al igual que la obra escultórica de Horvitz, aquí las olas del mar representan ciclos de tiempo, pero en este caso, los que se descomponen y afectan nuestro entorno vivido. Los hogares y los paisajes que habitamos son representados a través de procesos materiales naturales de descomposición e impermanencia. El trabajo, originalmente presentado al aire libre, refleja los efectos inevitables del paisaje en la cultura, la arquitectura y la vida local definida por Farrington como un estado de estar “cerca del mar”.
Marie Farrington - See, Level, 2018. (Vista y detalles de la instalación) Cortesía de la artista. Fotografías: Cortesía de Brian Cregan y Fingal Arts Office. Esta obra pertenece a Irish State Art Collection.
Las historias de anhelos y objetivos muchas veces logran concretarse en un plano diferente a lo que asumimos como realidad, logrando manifestarse a través de sueños y ficción, asunto bien representado en un supuesto viaje en el mar de un novelista retratado por Enric Farrés Duran. Pero también -más allá de alcanzar los deseos en el plano que se quiera- esta presunta realización o idealización puede estar acompañada por el desastre. La decadencia y el ahogo escoltan a una existencia que taponea las desgracias para elevar al regocijo y la ilusión, búsqueda del proyecto imposible que Ben Russell atisba en Atlantis, video en el que convergen historia y mito comentando acerca de la persecución de un plan de mundo ideal. La apertura está marcada por imágenes del océano acompañadas por la lectura de extractos de los diálogos Timeo y Critias de Platón, obras de las que se dicen que pertenecen a una trilogía, y que si bien abordan distintas materias, ambas evocan a La República, el escrito más famoso del filósofo donde sus fundamentos son desplegados alrededor del planteamiento de una estructura y funcionamiento ideal de una ciudad-estado. Pero probablemente sean incluso más conocidas por contar la historia de la Atlántida, la isla que habría existido 9.000 años antes del período del que Platón escribe y una de las leyendas que más ha obsesionado a la humanidad, relato que habla de su hundimiento en las aguas del océano y de su desaparición total. Hay quienes creen que esta historia realmente existió y han imaginado que una de sus posibles tierras haya sido lo que hoy es Malta, país donde precisamente se construye el film que crea superposiciones tanto de planos como objetos, así como también perspectivas y grados imposibles de representar en la pantalla si no fuera por artilugios a través de refracciones y espejos que producen una realidad tan quimérica como la dudosa materialización de las ideas, o incluso el lenguaje. Y es que las líneas de Utopía, el libro de Tomás Moro en el que también se imagina una sociedad ficticia basada en los ideales del mundo clásico e inspiradas por la equidad y la justicia, operan como subtítulos para una canción interpretada por músicos del Għana, un género folk maltés, generando a través de un truco lingüístico la recolección de las ensoñaciones que los humanos han buscado siempre. Y es quizás que las adversidades que nos acaecen no son de tal oscuridad, pero al tomar ancestrales historias que han propuesto un equívoco orden ideal, estaremos continuamente sumergiéndonos en nuestra inherente humanidad. Atlantis no es ni un documental ni una ficción, sino que el intento por desbordar las ansias, pensamientos y emociones de un lugar que se mueve en esos intersticios de lo que nunca tendremos certeza, pero sí que encarna la perseverancia por un cosmos justo y balanceado.
Ben Russell / Atlantis, 2014. Cortesía del artista.
El mar es un telón de fondo común para escenarios ficticios en los que los giros inesperados, las tormentas y los factores ambientales pueden cambiar en cualquier momento. La experiencia banal de la costa norte catalana en Un viatge frustrat (Un viaje frustrado) de Enric Farrés Duran es una exposición honesta de encuentros mundanos y cotidianos con viajes ficticios sensacionalistas. En Case No. 14 The Storm on the Baltic Sea de Karel Koplimets, la realidad y la ficción convergen una vez más en una extraña imagen de un barco en el mar. Aquí, arrojado entre imponentes pilares de agua, la embarcación flota en precarios actos de equilibrio que se remontan al heroico barco de pesca de Hokusai más allá del Monte Fuji. No se ve tierra, pero la combinación de banderas estonas y letonas en lo alto del mástil indica una travesía corta a través del mar Báltico, normalmente tranquilo. El video en bucle es una imagen ficticia exagerada que embellece la experiencia de este paisaje con referencias a composiciones románticas de pinturas de paisajes marinos de los siglos XVII-XIX y a la lucha de la humanidad contra los elementos naturales plasmada en la literatura de esa época. Mientras el espectador observa, la improbable veracidad del film comienza a revelar la construcción digital de la situación. La imagen es generada completamente por computadora, pero puede fácilmente percibirse como real. En una época en la que lo verdadero y lo falso son cada vez más difíciles de distinguir, y donde el miedo se utiliza como mecanismo de control, las imágenes sensacionalistas inundan nuestras pantallas y contribuyen a la que se cree cierta percepción sicológica masiva de la realidad. Las olas que golpean los costados del barco funcionan como una metáfora de los vaivenes emocionales a los que están sujetas las poblaciones en casos de paranoia política e histeria colectiva.
Karel Koplimets / Case No. 14: The Storm on the Baltic Sea, 2018.
Si Mounir Gouri referencia a la migración argelina y joven en Naufrage desde la desesperanza, tanto por las precarias condiciones en su país como también por la incierta posibilidad de encontrar mejores condiciones de vida en otro lugar, la filósofa Denise Ferreira Da Silva y el cineasta Arjuna Neuman logran un particular e impactante cruce entre ambas disciplinas que viaja a un tiempo tan distante que no es mensurable, y desde cuyo entendimiento a través de nuevas conexiones e interpretaciones, podríamos reconfigurar nuestra asimilación del mundo. Imágenes, footages y sonidos entregan el contexto y hacen espacio en 4Waters/Deep Implicancy para los distintos relatos de desplazamiento, colonialismo y destrucción ecológica que finalmente tienen que ver con una misma historia: la mente occidental que ha hecho del sistema jerárquico su modelo y del cual se desprende un programa ético informado por el concepto del valor, lo que ha fascinado siempre a este lado del pensamiento, elevando a lo excepcional como principio y punto de comparación para todo lo demás existente. Y es precisamente de ahí de donde derivan las fracturas de este mundo que bien puede parecerse a nuestra idea del infierno, y frente a el colapso de esta ética que ya no es posible, los realizadores proponen la proyección de un nuevo mundo que para su restablecimiento debiese volver al estado primordial, lo que Ferreira Da Silva llama “implicancia profunda”, estado esencial donde ni las mediciones de tiempo ni las comparativas tuvieron lugar. Aire, agua, tierra y fuego son los capítulos por donde el mar meditérraneo y los océanos Pacífico, Atlántico e Índico encarnan narraciones que hablan de la transformación del agua en relación a esos elementos, y de ahí para convocar a una transformación total donde la Revolución Haitiana -gatillada por el marco de su antecedente geológico, el terremoto de 1784, y del que hoy existe escasa información- más allá de su historicidad y tomando su dimensión cósmica, retumbó en un tiempo sin medición expresado en una atemporalidad líquida, potencia de otras dimensiones que el pensamiento moderno ha amputado, y en las que no habría lugar ni para las jerarquías verticales ni para la dominación entre los humanos y los más-que-humanos. El fulgor de las entrañas geológicas donde habita la memoria y que de cuando en cuando explota tal cual destellos de recuerdos, aclama por nuevos lazos por imaginar, donde lo diferente es inseparable, al igual que todo lo vivo, lo no vivo, lo orgánico y lo inorgánico, lo humano y todo lo que lo excede. Sin la opresión de una medición temporal occidental es que podremos desprendernos del plan ético y abrazar los ecos de ese estado primordial que permitirán la transformación esencial.
Denise Ferreira da Silva y Arjuna Neuman / 4Waters/Deep Implicancy, 2018
En Naufrage de Mounir Gouri, el título señala algo que no es directamente visible en la obra: la condición contemporánea económicamente naufragada que la juventud argelina debe enfrentar al crear sus propias identidades. El film gira en torno a movimientos de danza tradicional y contemporánea en un barco que todavía está a flote, pero en un estado constante de precariedad. En un gesto temporal de Harun Morrison: una impresión fotográfica, Mattress Beneath a Tree, Wanstead Flats se amplió a un pendón de tela de 2 x 2 metros y se instaló en la plataforma de un almacén junto al canal en Haarlem, junto al molino de viento Molen De Adriaan en el río Spaarne. Esta acción se realizó como un gesto de solidaridad con una reciente protesta del 27 de febrero de 2022 en contra el aumento vertiginoso de los costos de la vivienda y los desalojos en los Países Bajos, organizada por Woonoproer. La imagen impresa muestra un colchón y una alfombra dispuestos de manera improvisada debajo de un árbol, creando un lugar efímero de descanso. Evita la representación de individuos, pero apunta a la evidencia de la creciente falta de vivienda en los centros urbanos ricos del llamado Occidente. El propio Morrison vive en un barco de canal en Inglaterra llamado “Zoar” y ha escrito sobre la creciente privatización de las vías fluviales. La tela ondea con el viento como una vela en un mástil. Nos encontramos en las variaciones de un mercado caótico cuyas subidas y bajadas afectan nuestras vidas interconectadas: algunas se pierden y otras se descartan en un terreno inestable que se acerca a la posibilidad de un naufragio.
Harun Morrison / Wanstead Flats Banner, 2022. Crédito: video de documentación y GIF del banner de Saskia Burggraaf.
Las incoherencias de las cadenas de producción en un sistema regido por leyes de mercado que son expuestas por Bertille Bak en Boussa from the Netherlands a través de mujeres que trabajan bajo ritmos repetitivos y extenuantes, atraviesan el Atlántico para llegar a Sudamérica y hacer resonar nuevamente las contradicciones y explotación del sistema neoliberal que solo obedece a la maximización. Patricia Domínguez en el film La Balada de las Sirenas Secas toma el activismo ambiental femenino para delatar la brutal sequía que vive Chile, y en particular Petorca, localidad ubicada en la zona central del país. Y es que este lugar, como tantos otros del territorio se ha convertido en una “zona de sacrificio”, donde los intereses y negocios de grandes empresas han llevado a comunidades a desastres ecológicos y económicos, impactando en sus necesidades básicas y condiciones de vida, sumergiéndolas más bien en un permanente estado de sobrevivencia. La agricultura tradicional y familiar de esta área ha sido devastada por el monocultivo de palta, palabra que viene de pallta en quechua y que significa un bulto que cuelga. Cremosos bultos que necesitan grandes cantidades de agua por lo que su industria ha desviado los cursos naturales de ríos. El cambio de dirección de los recursos acuíferos ha sido amparado y permitido por la legislación chilena regida por el Código de Aguas de 1981, redactado para un ajuste preciso con el impulso al mercado que la Constitución de 1980, o sea, escrita en plena dictadura militar y a puertas cerradas, proponía, y que ha “cumplido” bastante bien: el agua ha sido comercializada tal cual bien privado. Es así que la lucha medioambiental ha sido uno de los flancos para traer de regreso la dignidad a los habitantes, donde MODATIMA (Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente), y específicamente, sus integrantes mujeres, han sido líderes esenciales, así como también lo fueron durante el régimen militar. Domínguez invitó a las “Mujeres del Agua” -agrupación donde algunas de sus integrantes son parte de MODATIMA– a protagonizar esta pieza a través de coloridos sets de escenarios junto a tomas desde drones de secos paisajes y paltas 3D animadas digitalmente que reconstruyen desde una estética ficcionada la violenta realidad y precariedad de personas que muchas veces no cuentan con agua más de 3 horas al día. Danzas de niñas defensoras y círculos de mujeres se nos presentan como rituales de denuncia de este particular contexto, acompañadas por luces LED que nunca han servido para iluminar la oscuridad del abuso y la explotación, pero que aquí, junto a un hipnótico soundtrack, nos develan una catástrofe inminente, la que hoy ante una eventual nueva carta magna nacida en democracia, podría revertirse o amainar, regresando el agua a la naturaleza y a las personas y generar una nueva ola de coexistencia, consciencia y respeto, para que ojalá Juan López, quien cierra este film, no cante más rodeado de cadáveres de animales que han muerto por deshidratación, y pueda algún día celebrar que el agua es un bien natural común y libre, un derecho fundamental.
Patricia Domínguez / La Balada de las Sirenas Secas, 2020
Si el mar conecta a las economías globales y la explotación laboral en beneficio de países colonialistas en Boussa From the Netherlands de Bertille Bak, la ausencia de rutas marítimas navegables no detiene la actual extracción material por parte del Occidente. Black Sea Files de Ursula Biemann expone la construcción de oleoductos en la zona afótica que parten del mar Caspio, sin salida al mar, hacia las rutas marítimas accesibles del Mediterráneo. El crudo fluye unidireccionalmente a través de tubos subterráneos kilométricos, invisibles a simple vista ya que están enterrados para evitar sabotajes en sus trayectorias por zonas de perpetuo conflicto étnico y político. Una nueva refinería abierta recientemente cerca de la ciudad de Ceyhan extrae enormes volúmenes de petróleo lejos de sus lugares de origen a pesar de los riesgos para la salud de las poblaciones locales y las abundantes criaturas marinas que alguna vez nadaron en lagunas naturales. Black Sea Files es un proyecto de investigación que saca a la luz no solo a las poblaciones y redes creadas por las geologías del petróleo, sino también a la invisibilidad de la información en torno a su infraestructura, beneficiarios industriales, y redes políticas globales.
Ursula Biemann / Black Sea Files I, 2005
Ursula Biemann / Black Sea Files I, 2005
La alusión que hacen Elizabeth Gallón Droste y Daniela Medina Poch a la necesidad de pensar en la heterogeneidad nuevamente y las relaciones entre cuerpos humanos y no humanos desde la inmersión de ciertos elementos en cristalinas aguas, es retomada por Beatrice Alvestad Lopez en su performance Elemental Bodies, una ceremonia inspirada por el hidrofeminismo y que también da cuenta de las posibles acomodaciones posthumanas, calibrando las dinámicas y lazos entre el agua y lo vivo. Un plano fijo muestra a la artista en las orillas de un agua tranquila con un sonido propio que quien lo escuche puede fácilmente sumergirse en un estado de calma, incluso meditación. Esta escena pasa a ser una suerte de ceremonia donde unos tubos largos y delgados enterrados en la gruesa arenilla enmarcan los pasos de Alvestad que van y vienen, recolectando el líquido y sirviéndolo en estos recipientes que van entregando el agua a la tierra nuevamente, tal cual ciclo e intercambio entre los elementos naturales que han sido interrumpidos. Este ejercicio ritual culmina -por esta vez- con su inmersión en las aguas para luego convocar al fuego que, junto a los movimientos y elementos de esta acción, traen el concepto del tiempo profundo de la Tierra, un ser animado y formado a través de sus capas calientes, cobijando a todo lo que se encuentra en ella.
Beatrice Alvestad Lopez - Elemental Bodies, 2020
Un río es una entidad viviente que brota constantemente. En Intersecting Mediterranean(s) de Elizabeth Gallón Droste & Daniela Medina Poch, el río es un recipiente para la memoria de los cuerpos que históricamente han ocupado estas costas. Como arterias, los líquidos que se vierten en el mar conectan tierras lejanas a través de la transferencia de este elemento. Meander de Nona Inescu es una representación del movimiento fluvial acariciando piedras de concreción orgánica. Forjadas a partir de minerales, presión y tiempo, estos guijarros han sido utilizados previamente por Inescu para representar partes del cuerpo humano. Se abultan y se contraen en extrañas similitudes con formas parecidas a extremidades. Estas características geológicas generalmente surgen cuando los depósitos de arenisca, piedra caliza o esquisto se acumulan alrededor de un núcleo; esto es lo que le da a estas piedras tan particulares anatomías. Aquí, un chorro de acero cromado pasa sobre ellos, manteniéndolos en su lugar, comprimiéndolos y deshaciéndolos. A principios del siglo XVI, Leonardo da Vinci comparó la estructura de las venas de los brazos humanos con las formas de los ríos de la tierra; la misma física explica la estructura de distribución. El agua es la sangre vital pulsante del planeta.
El llamado de Rosana Antolí a diluir los límites entre nuestros volúmenes contenedores y todo lo que los envuelve, evocando al pensamiento ecofeminista que remarca al cuerpo e imaginario femenino como punto de partida y expansión para el ímpetu manifestado en el movimiento eterno de las aguas, es enunciado y seguido por la ceremonia que Paige Emery prepara en Fluid Relations for Endurance, pieza de video que desde el enfrentamiento entre un lago existente y los rastros de otro que desapareció a causas de actividades mercantiles en California, busca inscribir nuevas memorias en las dimensiones físicas y espirituales a través de un rito de comunión con y desde las aguas; nuevos hábitos que pueden guiarnos en la construcción y preparación de una nueva visión del mundo que necesitamos y deseamos, pero donde las heridas y traumas provocados por el capitalismo y expresados en el más crudo individualismo, atascan y entrampan los cambios y la potencia replegada en los cuerpos, la naturaleza y su conexión. Es así que el ritual de Emery propone que a través de los recuerdos que viven en el agua, podemos reparar los vínculos entre nosotros, lo vivo y nuestro nicho, al mismo tiempo que curar y sanar los lazos entre todos para poder permanecer, resistir y transformar a través de una nueva ensoñación de la colectividad, ensoñación que se despliega en la información emotiva del líquido que es capaz de desbordar y traspasar intersticios tangibles y mentales.
Paige Emery / Fluid Relations for Endurance, 2021
En I Will Give You the Sea de Rosana Antolí, el cuerpo se conecta con la materialidad planetaria como una forma de vida mónica pulsante creada a través de combinaciones de materia líquida y orgánica. El agua que corre sobre la piel enuncia materialmente las impronunciables conexiones químicas que nos atan a la historia de este planeta. Una narración compleja sobre la colectividad y la individualidad representada por el cuerpo material en el espacio también se construye en el inquietante y fascinante tableau-vivant de In the Waves #4 de Chen Wei. El título introduce al sonido como materia que viaja por el aire en patrones sónicos atravesando el cuerpo en variaciones sutiles y temblorosas. Una multitud se une bajo un haz cónico de luz que cruza la atmósfera de un club nocturno llena de niebla artificial. Las extremidades se balancean al ritmo y, aunque la imagen está quieta, palpita con el movimiento. En la habitación demarcada por las energías auditivas cada cuerpo se encuentra por separado a la vez que colectivamente. Iluminada por un claroscuro caravaggiesco, la alienación de la sociedad contemporánea se encuentra en momentos catárticos de unión cuando la identidad se desvanece en el anonimato de la vida nocturna. El acto de ser dentro de la multiplicidad flota en latidos y ritmos comunes – transportada por el sonido y la luz a la superficie fotográfica, esta imagen es un recordatorio de que las ondas pertenecen a toda la materia cósmica y no solo a las superficies líquidas del agua.
Las consecuencias de la Guerra Fría y los rastros de radioactividad que siguen latiendo como una amenaza a la vida en las playas, aguas y restos de de construcciones en el Atolón de Bikini, y que son capturados por Julian Chàrriere a través de imágenes obtenidas en buceos y compuestas desde una mirada omnipresente -y humana- dan paso a una narrativa que vuelve a visitar el conflicto político entre el Este y el Oeste desde la inmersión, pero esta vez desde un ensamblaje que involucra al mito y que especula sobre perspectivas no humanas. En el film Sirenomelia de Emilija Škarnulytė, es la propia artista quien encarna a una sirena que se sumerge en las aguas nórdicas que rodean a la base naval Olavsvern en Noruega, una compleja estructura de más de 25 mil metros cuadrados que fue construida (y cavada) en una montaña cerca de la ciudad de Trømso, y a la que se accede por un largo y estratégico túnel en el Mar de Barents, siendo un portal líquido entre el océano Ártico y el Atlántico. Este lugar que albergó submarinos y otros artefactos de guerra fue cerrado en el 2009 por considerarse que ya no era necesario. El recorrido de este ser mitológico por aguas y construcciones testigos del antagonismo humano intenta dislocar nuestra experiencia humana hacia lo que puede ser un punto de vista de un ente sobrenatural que nos otorgaría una nueva asimilación de nuestras problemáticas, las que ciertamente están delineadas por percepciones temporales limitantes, algo que Škarnulytė desborda al incorporar grabaciones de sonidos de cuásares captadas por gigantes antenas del Geodetic Earth Observatory de la Norwegian Mapping Authority: registros que informan a los datos que son capaces de determinar desde el comportamiento de la corteza terrestre hasta el cambio climático. Hoy el destino y la historia es nuevamente incierta después de que la base fue vendida a intereses privados, quienes junto a Noruega están evaluando los futuros propósitos de la base.
Emilija Škarnulytė / Sirenomelia, 2017 (Extracto)
En las costas atómicas del atolón Bikini, Iroojrilik de Julian Charrière muestra los efectos de una isla contaminada en la periferia del Pacífico. En 1946, los habitantes de este archipiélago fueron trasladados a la fuerza para que sirviera como sitio de pruebas nucleares de los EE.UU. durante toda la década siguiente. Sin embargo, esta decadencia no se encuentra siempre frente al abandono humano. Panos Aprahamian en This Haunting Memory that is Not My Own habla de nuevas periferias, que no están físicamente, sino mental y geopolíticamente escritas fuera de la historia. El film tiene lugar en la costa mediterránea del Líbano, donde las personas de distintas migraciones forzadas se han asentado a lo largo de los años. Estas no son esas cristalinas aguas del Mediterráneo tan atractivas para el turismo y la industria, sino las aguas contaminadas y llenas de plástico de los barrios antiguos de Burj Hammoud y Karantina, antiguos lugares de cuarentena en epidemias históricas que hoy se llenan con el crecimiento descontrolado de precarias viviendas. Lentas panorámicas sobre el agua muestran las pequeñas embarcaciones que todavía se utilizan en estas fétidas aguas y las costas atestadas de basura con bolsas, contenedores y otros pequeños desechos, en contraste al fondo con enormes portacontenedores cuyas luces iluminan estas aguas turbias con las constelaciones de bienes de las corrientes globales. Las olas del mar representan la movilidad e inmovilidad que aplican diferentemente al capital que a los indocumentados y económicamente marginales. Aquí, el mar es el punto de parada: una frontera física contra la que se lanzan las poblaciones y que abre una salida imaginaria a otros mundos. Este paisaje no es una fusión atómica, sino una catástrofe social y humanitaria que se inscribe en la composición geológica y química del paisaje. En este trabajo, la ola no es un solo instante, sino un flujo constante de crecientes aguas metafóricas.
Panos Aprahamian / This Haunting Memory That Is Not My Own, 2021 (Tráiler)
Los secos parajes de Marte que Thomas Ruff manipula a través de la aplicación de colores y la distorsión de perspectivas para traernos una vez más la inquietud humana que imagina que la vida es posible en otros lugares que no sea la Tierra, son devueltos a través de imágenes creadas desde la ensoñación subacuática de Letícia Ramos en Vostok, título tomado del lago subglacial más grande de los que se ubican en la Antártida, y el que nos hace vislumbrar a través de técnicas cinematográficas y aparatajes que no intentan en lo absoluto reproducir lo que la ciencia podría relatarnos acerca de esta gigante masa líquida, sino más bien operan en el ejercicio de la artista intentando dar cuenta de que nuestras creencias y lo que asumimos como real, bien pueden estar configurados por ficciones visuales y sensoriales. Las mágicas capturas tan misteriosas como la historia del lago mismo -cuya existencia fue sugerida por primera vez por el geógrafo ruso Andréi Kapitsa entre las décadas del 50 y 60, para luego ser confirmado ya en la década de los 90- retratan a un submarino surcando entre la luz y la oscuridad en las aguas que se ubican a casi 4.000 metros bajo la capa de hielo del Polo Sur. Los destellos que contrastan con la profundidad enfatizados por la textura y el grano del film 16mm se presentan como ilusiones ante una posible respuesta acerca de si la vida puede emerger extra terrestremente y en condiciones tan particulares y extremas, tal como lo han hecho microorganismos y posibles bacterias en el Vostok. Por ahora, todavía no podemos estar seguros de si tendremos otro lugar, pero sí podemos -y no deberíamos olvidar- constatar que no todo lo que se nos presenta como real lo es, algo que Ramos confirma al construir en un acuario un set y modelos a escala lo que creíamos era un documental. Magia, fantasmagoría y hasta la misma fe pueden informar a los sentidos, los mismos que pensamos que son los que capturan el mundo, el cosmos y lo que incorporamos inequívocamente a nuestro repertorio de la (supuesta) realidad.
Leticia Ramos / Vostok, 2013 (Tráiler)
En m.a.r.s 15 de Thomas Ruff los límites científicos de la fotografía son usados para mostrar rastros de antiguas ondas en la superficie marciana. En frame of reference I & II de Su Yu Hsin, se capturan representaciones visuales y científicas del paisaje a lo largo del río Liwu en Taiwán, el que se mueve incesantemente sobre la superficie de la roca alisada, mostrando el proceso geológico de erosión que crea ondulaciones reconocibles en la piedra a lo largo de largos períodos. El espeso follaje tropical que crece gracias al aire húmedo que rodea riachuelos y arroyos, se corta para mostrar al mármol desnudo entre rítmicas señales mecánicas audibles. Las imágenes filmadas del terreno se contrastan con paisajes renderizados y digitalmente cosidos. La cercanía de Su con el terreno es una investigación autocrítica de la percepción humana y científica cuyos instrumentos están inherentemente limitados por la posición física. A medida que el río se encuentra con las olas del Mar de Filipinas, los sedimentos se dispersan por un mundo más allá del marco de estas particulares mediciones científicas abstractas.
Su Yu Hsin / frame of reference I&II, 2020 (Extracto)
Carolina Martínez Sánchez es gestora cultural y editora, curadora e investigadora creativa con base en Santiago de Chile. Martínez Sánchez es fundadora y editora en jefe de Rotunda Magazine. Es curadora y directora de contenidos de “Gabinete: Arte Contemporáneo en Chile”, una serie de micro-documentales sobre artistas visuales chilenos. Fue curadora del Pabellón de las Artes de la Visualidad del Foro de Economías Creativas de Chile – CHEC 2020 “El Dominio de lo Remoto”, organizado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile. Actualmente está en el proceso de investigación y desarrollo de un largometraje documental. Es project manager del Pabellón de Chile en la 59ª Exposición Internacional de Arte – La Biennale di Venezia junto al Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile. Recientemente curó y lideró un programa de entrevistas en el canal cultural chileno Canal ARTV y escribe frecuentemente para distintas publicaciones y proyectos editoriales.
Àngels Miralda es curadora y escritora con base entre Ámsterdam y Cataluña. Su investigación actual se basa en la materialidad y energía presentes en el arte contemporáneo a partir de la historia del arte de la instalación. Sus exposiciones recientes han tenido lugar en el Tallinn Art Hall, MGL- International Centre for Graphic Arts en Liubliana, el Museo de Arte Contemporáneo de Chile y el Latvian Centre for Contemporary Art en Riga. Sus textos y críticas de arte han sido publicados en Artforum, Collecteurs Magazine y en varios catálogos y exhibiciones que incluyen la National Gallery de Pristina, Casa Velázquez en Madrid, Suñol Foundation en Barcelona, y Künstlerhaus Bethanien en Berlín.
Acerca de Collecteurs
Desarrollada en la incubadora cultural del New Museum, Collecteurs es una corporación de beneficio público con la misión de dar acceso público a las colecciones de arte privadas. Como museo digital, la plataforma fortalece a los coleccionistas facilitándoles la digitalización, la gestión y la exhibición de sus colecciones sin necesitar capital para abrir un museo privado. Collecteurs colabora con curadores establecidos que seleccionan obras de colecciones privadas en su plataforma para crear exhibiciones digitales excepcionales.
Biografías de artistas